¡Qué importante es el descanso para los bebés! Tanto de día como de noche. Y las primeras en darnos cuenta somos las madres: percibimos que nuestro bebé tiene sueño porque está más llorón, más irritable que de costumbre, no aguanta nada...
Cada bebé puede necesitar un tiempo determinado de descanso, es decir, no hay un tiempo estándar válido para todos y cada uno de los bebés según su edad. No es matemático. Ya os lo decimos muchas veces que esto de la maternidad no tiene libro de instrucciones ni prospecto con indicaciones. Cada bebé, como cada mamá, es un mundo. Los bebés tienen capacidad de autorregulación para no interrumpir su descanso. Unos días va a dormir más que otros, y eso no tiene que despertar las alarmas. Y que tu sobrino o el hijo de una amiga duerma dos horas de siesta no tiene por qué significar que el tuyo deba dormir el mismo tiempo, o que si suele duerme una hora vaya a ser mejor o peor. Simplemente es lo que tu bebé necesita ese día en ese momento.

Sin embargo esos descansos diurnos son necesarios para ellos. Son fundamentales para que estén más activos, relajados, tranquilos y menos irritables. La siesta en general, facilita la recuperación de la energía física y psicológica, elimina la tensión y el cansancio acumulado y mejora el humor y las ganas de reírse con cualquier cosa.
Lo que sí parece que es una corriente muy extendida y está comprobado es que la falta de sueño durante los primeros cuatro años del pequeño multiplica el riesgo de un retraso en el lenguaje. Se debe a que esa escasez de sueño y descanso afecta a su actividad cerebral y por lo tanto se verá alterada su memoria, el lenguaje y los procesos de solución de problemas.
Hay niños a los que, a pesar de que ves que se está cayendo de sueño, les cuesta mucho dormirse. En estos casos es importante establecer una rutina de descanso y desarrollar hábitos de sueño saludables. No obstante, hay etapas en las que el mundo a su alrededor es tan estimulante para ellos que no se dejan vencer por el sueño. Quieren seguir descubriendo y explorando. Para no causar ningún trauma no hay que forzar a que se duerma, pero si conseguís crear una atmósfera adecuada y preparar el ambiente para que le conduzca al sueño estaría genial.
La rutina de siesta debería ser más o menos siempre la misma, a la misma hora, con algo de luz, ambiente tranquilo... Si podéis hacerla antes de las cuatro de la tarde, justo después de la comida, sería lo ideal.
Si el bebé conoce el espacio le será más sencillo conciliar el sueño. El Cuconest de Mimuselina le facilita ese entorno cómodo y pensado para él y su descanso. Si asocia el tumbarse ahí con ese descanso cada día, será muy sencillo.
Consejo: No creas que por suprimir la siesta de la tarde el niño va a dormir más por la noche. Lo único que vas a conseguir es que el pequeño esté súper irascible y tontorrón todo el día, de berrinche en berrinche y que llegue tan cansado a la noche que le cueste muchísimo conciliar el sueño.
