Los primeros dientes son una de las épocas más inolvidables de la vida de un hijo. ¿Y cuál no lo es? Los llantos, las primeras palabras, los primeros mordiscos…
Estas primeras piezas tendrán que usarlas y cuidarlas hasta los 7 u 8 años cuando empiecen a cambiarlas progresivamente por los dientes definitivos.
Etapas
Los dientes de leche suelen empezar a salir a los 6-8 meses y hasta que el bebé no cumple dos, casi tres años no terminan de brotar las últimas muelas.
Debes tener en cuenta que estos periodos son orientativos: no todos los niños son iguales, cada uno tiene sus propios tiempos así que pueden variar de uno a otro.
Los especialistas afirman que no debemos preocuparnos hasta los catorce meses, si a esa edad aún no has apreciado algún síntoma de erupción de los dientes, entonces deberás consultar a un pediatra. Sin embargo, eso no significa que exista alguna deficiencia, hay niños perfectamente sanos en los que la dentición ha comenzado a los 30 meses. También se alerta a los padres de que no administren complementos ricos en calcio ya que, contrario a la creencia popular, estos no suelen acelerar la dentición.
Por regla general, los incisivos inferiores son los primeros dientes en aparecer y luego brotan los superiores. No se trata de una casualidad, sino que responde a las necesidades alimentarias del pequeño, ya que estos dientes le permiten masticar los alimentos de consistencia más suave, como las verduras y las frutas, que son los primeros en introducir en su dieta. Más tarde aparecerán los molares y luego los caninos, que son ideales para masticar alimentos más duros, como la carne y los granos.
Síntomas
Algunos niños apenas notan que les brotan los dientes pero, en general, sí hay una serie de molestias que es bastante posible que les ocurra:
Dolor, sobre todo con el primero y con los premolares y molares. Dolor de encía, de mejilla incluso puede llegar a las orejas.
Además del dolor, la erupción de los primeros dientes estimula la producción de saliva y por tanto se produce un aumento del babeo que, a su vez, hace que las mejillas se irriten y enrojezcan. Además, tanta saliva en la boca puede hacer que se atragante y tosa.
Otra de las consecuencias del dolor es que rechace la comida, pues succionar causa más molestias.
Si los síntomas que muestra son diferentes a estos, como fiebre o diarrea, no dudes en llevarlo al pediatra.
Tiende a llevarse a la boca todo lo que caiga en sus manos para morderlo: el sonajero, muñecos, peluches… ¡Incluso su propia mano! No debes olvidar que eso les alivia el dolor así que usar alimentos duros y fríos (como manzanas), agua o leche fresca es una buena manera de tratar de aliviarles. Si nada de esto le termina de calmar, frotar sus encías con el analgésico que uses para bajarle la fiebre puede ser efectivo.
¿Se deben limpiar los dientes del bebé?
Sí pero es conveniente seguir una serie de indicaciones.
Cuando ya hayan brotado unos siete u ocho dientes, alrededor del año, una buena forma de limpiar los dientes es frotarlos con una gasa húmeda tras las comidas y después darle un poco de agua para terminar de limpiar posibles restos.
Una vez cumplido el año, un cepillo de cerdas suaves especial para bebés sin pasta de dientes, sólo con agua será ideal para la limpieza de sus dientes.
