TU BEBE:
En la semana 28 de embarazo tu bebé se parece más a un recién nacido. La grasa bajo su piel empieza a redondear sus formas y su sistema nervioso central comienza a fraguarse.
El bebé mide aproximadamente 27 centímetros de largo, de la coronilla al final de la columna, y pesa unos 1200 gramos. Tiene más o menos el tamaño de una berenjena. A pesar de ello tiene aún mucho sitio para moverse. Las ecografías muestran que las madres sólo notan una parte de la actividad fetal. En la tranquilidad de la noche el bebé practica la respiración, su pecho sube y baja con suavidad.
El bebé todavía está cubierto por una fina capa de vello, el lanugo, que le recubre toda la piel excepto las palmas de las manos, las plantas de los pies y el contorno de los labios.
En las próximas semanas, su sistema nervioso estará tan avanzado como el del recién nacido. El cerebro deja de tener una superficie lisa: aparecen surcos. El peso del cerebro también aumenta.
Te encantará saber que tu pequeño empieza a familiarizarse con tu voz.
Lo más emocionante de esta semana es que ya puede parpadear y sus ojos, ¡hasta tienen pestañas!
LA MAMA:
El movimiento de tu hijo es lo que más te tranquiliza, aunque a veces llegue a hacerte daño dependiendo de la posición que adopte.
Una retención de líquidos leve es normal en el embarazo. Los pies, los tobillos e incluso las manos se hinchan un poco, sobre todo al final del día. A muchas embarazadas se les quedan estrechos los zapatos y los anillos ya no les valen.
En este momento, tus riñones filtran un litro más de sangre de lo habitual y lo liberan de los excesos de agua y de los residuos, haciéndote aumentar la necesidad de beber. El útero, además, al presionar la vejiga y el suelo pélvico, puede hacer que experimentes el estímulo de orinar con mayor frecuencia y, quizás, pueda provocarte incontinencia urinaria.
No debes preocuparte si a veces notas alguna contracción. Es una señal de que el útero se prepara para el parto. Si las contracciones son regulares y fuertes, o sientes dolor en la parte baja del abdomen, debes acudir al médico para tu propia tranquilidad.
El insomnio gestacional es frecuente en el tercer trimestre y a veces empieza incluso antes. Es debido a la alteración que existe en el embarazo en la liberación de algunas hormonas sexuales que controlan el sueño y la vigilia. Procura no dormir boca arriba. La mejor postura es de lado, preferiblemente del izquierdo.
¿Sientes como una desazón en las piernas por la noche? El hormigueo en las piernas y un deseo muy fuerte de moverlas tiene un nombre: se llama síndrome de las piernas inquietas.
A medida que avanza el embarazo, el crecimiento del útero tiende a desplazar el estómago y el intestino. Este pequeño desplazamiento favorece el paso de jugos gástricos del estómago al esófago. Por eso, es muy común que, llegados a estas alturas del embarazo, empieces a experimentar ardor de estómago.
A las 28 semanas de embarazo, es muy conveniente hacer un curso de preparación al parto. Te ayudará a comprender lo que sucederá en el momento de la dilatación y cuáles son las técnicas físicas y psíquicas más adecuadas para participar activamente en las distintas fases que preceden al nacimiento de tu hijo. Estos cursos están dirigidos también al padre y tienen el objetivo de involucrarle y enseñarle a ayudar, tanto a nivel psicológico como práctico, en el embarazo, en el momento del parto y en el posparto.
En esta semana destaca la importancia de la compatibilidad sanguínea entre madre e hijo. Cuando la madre es Rh negativo es necesario vacunarte con una gammaglobulina que evite que crees anticuerpos sanguíneos que puedan perjudicar a tu bebé en desarrollo.
El crecimiento de tu bebé en el tu interior reclama mucha energía que debes suministrarle a través de la placenta. Por este motivo, los hidratos de carbono deben ser la base de tu alimentación, ya que proporcionan energía inmediata. Se encuentran en la pasta, el arroz, los cereales integrales, las legumbres, la patata y las frutas. No obstante, tu dieta debe ser variada e incluir los tres grupos de nutrientes: hidratos de carbono, proteínas y grasas. Asimismo, debe aportar los minerales y vitaminas necesarios.
Es importante que a estas alturas del embarazo, hidrates mucho tu piel y bebas mucha agua.
