EL BEBE:
El bebé en la semana 40 de embarazo mide entre 48 y 51 centímetros de la coronilla a las nalgas, y el peso se sitúa alrededor de los 3500 gramos. No obstante, el peso depende mucho del bebé, su tamaño, estatura, la herencia recibida…
El bebe está listo para nacer. La mayor parte de vérmix (grasa que lo cubre) ha desaparecido, aunque pueden quedar algunos restos en sus pliegues. Ya tendrá pelito y uñas largas.
Si el bebé no ha nacido todavía, no tardará mucho en enfrentarse a la vida. El maravilloso viaje en el vientre materno ha terminado. Como máximo, en dos semanas se provocará el parto. La duración del parto, desde el inicio de la dilatación hasta el nacimiento, varía de una mujer a otra.
Cuando nace el bebé, tiene un color amoratado, puede que tirando a rosáceo o amarillo. La piel aparece cubierta de la vernix cerosa, restos de sangre y de lanugo… Los altos niveles hormonales hacen que sus genitales aparezcan hinchados.
Tal vez la cabeza la tenga algo deformada por haber atravesado el canal del parto, pero es normal y poco a poco la cabeza del bebé irá tomando su forma definitiva.
El nacimiento del bebé es un momento muy estresante, nace confuso y aturdido, normalmente llora en el momento en que el aire entra en sus pulmones por primera vez y después pasa a un estado de alerta tranquila.
El bebé nace con los reflejos primarios, instintos elementales que muestra todo recién nacido, como el de prensión o el de búsqueda.
Lo verás con los ojos muy abiertos, aunque apenas pueda percibir luces y sombras. Puede enfocar únicamente lo que está entre 30 y 45 centímetros de distancia. Durante las primeras horas tras el parto el recién nacido está muy sensible y receptivo. Es el momento de ponerlo piel con piel y ofrecerle el pecho.
LA MAMA:
¡Has llegado a la semana 40 de embarazo! Te pasas el día controlando las contracciones y los movimientos del bebé, cada vez más escasos. Cuidado con las pérdidas de orina, porque pueden confundirse con una bolsa amniótica rota.
Puedes empezar a notar cada vez más contracciones, aunque hay embarazadas que llegan a la semana 40 sin contracciones. ¿En qué debes fijarte?
Si las contracciones son rítmicas, cada cinco minutos, duran más de un hora y no ceden aunque te tumbes o te sientes, deberás acudir a urgencias. Las contracciones de parto empiezan en la región más alta del útero y van bajando hasta el pubis. El hecho de que sean o no dolorosas depende de cada gestante y de su umbral de dolor.
Muchas embarazadas son enviadas de vuelta a casa porque las contracciones desaparecen de repente cuando llegan a la clínica. Hay varias formas de reconocer las contracciones “de verdad”: éstas se intensifican después de un baño templado; en cambio, las de ensayo desaparecen con relajación.
Controla con el reloj si las contracciones se suceden cada vez más deprisa. Ponte en camino cuando el intervalo entre dos contracciones (fuertes) sea de 5 minutos. Probablemente pasarán todavía varias horas hasta que nazca el bebé.
También es motivo de consulta urgente la rotura de bolsa. Debes saber que no siempre que se rompe la bolsa de líquido amniótica la salida de líquido es abundante. Puede producirse una rotura alta o una fisura y la pérdida de líquido se producirá en pequeñas cantidades, aunque a veces notes fluir líquido también por los muslos.
Se te explorará la zona vaginal para ver cómo va modificándose el cuello del útero. Si estás muy dilatada te dejarán ingresada en el hospital. Es el momento de programar una cesárea en los casos en los que el feto se ha colocado de nalgas o transversa, no has dilatado el cuello y tienes una cesárea previa, o cualquier otro motivo que contraindique el parto vaginal, bien por motivos maternos como fetales.
Cuando se trata del primer hijo, los tejidos son más resistentes, por lo que se necesita más tiempo y fuerza para que el cuello del útero se dilate. En su primer parto, la mujer tiene un período de dilatación de 12-14 horas; un período de expulsión (el niño entra en el canal del parto) de 1-2 horas; y un período de expulsión de las secundinas (expulsión de la placenta) de 15-30 minutos. En cambio, en los embarazos sucesivos, el período de dilatación es de 6-8 horas; el de expulsión, de 30-60 minutos; y el de expulsión de las secundinas, de 10-20 minutos.
Ya tenemos asumidas las técnicas de relajación y respiración para ponerlas en práctica a la hora del parto. El dolor que sienten las mujeres a la hora de dar a luz varía mucho de unas a otras, y puede que aunque decidieras no recurrir a métodos farmacológicos para aliviar el dolor del parto, ahora los pidas. Es el personal médico el que dirá si es posible o conveniente.
Tras la dilatación latente o precoz que ya puede llevar en marcha varias semanas el cuello uterino empieza a dilatar activamente gracias a las contracciones. Al llegar a los 10 centímetros de dilatación empieza la fase de expulsión, cuando hay que empujar para que el bebé nazca vía vaginal.`
Tras el nacimiento, que con suerte será sin intervenciones desaconsejadas como la episiotomía, llega la tercera fase del parto: la expulsión de la placenta. Pero esto será ya muy fácil después del gran esfuerzo previo.
