Durante el tercer trimestre de embarazo, cada vez resulta más complicado conciliar el sueño durante la noche. Vuestra “panza” ya tiene un volumen considerable y encontrar una postura cómoda que os permita descansar, no os resultará nada sencillo.
Os sentiréis cada vez más incómodas y cansadas, y a ello se le unirán los enérgicos movimientos del bebé durante la noche. Estos movimientos fetales son habituales y, aunque a veces pueden pareceros molestos, son completamente normales.
Los movimientos fetales
¿Qué futura mamá no espera, con impaciencia, sentir las primeras “pataditas” de su bebé?
Ya durante el primer trimestre de embarazo existen movimientos fetales, pero éstos son imperceptibles para la mamá. Son debidos principalmente al crecimiento del útero y, en términos generales, hasta alrededor de la semana 20 pasarán totalmente inadvertidos. Los movimientos fetales, exigen cierta coordinación entre la espina dorsal, la cabeza y los hombros del bebé.
La verdad es que empezar a sentir cómo se mueve tu bebé es una experiencia difícil de olvidar y para muchas mujeres supone el momento en que se dan cuenta de que el embarazo ya es toda una realidad.
Deberéis tener en cuenta que cada embarazo es distinto y que cada mujer siente de manera diferente los movimientos de su bebé. Éstos dependerán de diversos factores, como la cantidad de líquido amniótico, la alimentación o la actividad de la mamá.
Es bastante frecuente sentirlos con mayor intensidad después de las comidas, y durante la noche, especialmente si os encontráis recostadas sobre vuestro lado izquierdo. Durante el día, el bebé también se mueve pero con el movimiento de la mamá, los movimientos pasan más desapercibidos.
Nuestra propia postura, en algunas ocasiones, va a favorecer los movimientos. Al permanecer de pie, el propio peso del bebé en el interior del útero, lo hace situar un poco más abajo, más “apretado” y hace que no goce de tanta libertad para moverse. Al estar tumbadas, la columna vertebral queda más distendida, y el bebé posee mayor libertad para “bailar” en el líquido amniótico.
En cuanto a la alimentación, ante el consumo de alimentos dulces, se incrementan los niveles de glucosa en sangre de la mamá, que pasarán al bebé a través de la placenta. De este modo, cuando comáis algo dulce deberéis prepararos para una gran “fiesta” interior.
Así mismo, vuestro estado de ánimo, la ansiedad o el estrés también puede repercutir en los movimientos fetales.
Los movimientos del bebé no deben preocuparos lo más mínimo, porque aunque os parezca que son demasiados, éstos son signo de buena salud y bienestar.
Por otro lado, los momentos de calma y quietud, suelen corresponderse con los momentos de descanso del bebé.
A modo de curiosidad, seguro que os gusta saber que algunos movimientos se asocian al hipo del bebé. Los reconoceréis porque parecen pequeños "saltos" que se producen de forma rítmica. No es nada raro, y además forma parte del proceso de desarrollo de su sistema respiratorio.
Si os cuesta conciliar el sueño y encontrar vuestra “postura” os recomendamos leer este artículo de hace unas semanas. En él hablábamos de los beneficios del cojín nido para embarazadas, y dábamos algunas recomendaciones para descansar mejor.
A pesar de estas "pequeñas molestias", en la recta final del embarazo, lo mejor que podéis hacer es intentar relajaros, mantener la calma y pensar que... ¡ya os queda poco!
